Cuando uno inhala monóxido de
carbono, el tóxico reemplaza el oxígeno en el torrente sanguíneo y, como
consecuencia, el corazón, el cerebro y el cuerpo sufrirán por la falta de éste.
Los síntomas varían de una persona a
otra y quienes están en mayor riesgo comprenden niños pequeños, ancianos,
personas con enfermedad cardíaca y pulmonar, personas en grandes altitudes y
fumadores. El monóxido de carbono puede causarle daño a un feto (bebé que aún
se encuentra en el útero).
Los síntomas de la intoxicación por
monóxido de carbono pueden ser:
- Problemas respiratorios, incluyendo ausencia de la
respiración, dificultad respiratoria o respiración rápida
- Dolor en el pecho (que puede ocurrir
repentinamente en personas con angina)
- Coma
- Convulsiones
- Mareo
- Somnolencia
- Desmayo
- Dolor de cabeza
- Hiperactividad
- Deterioro del juicio
- Presión arterial baja
- Irritabilidad
- Debilidad muscular
- Latidos cardíacos anormales o rápidos
- Shock
- Náuseas y vómitos
- Pérdida del conocimiento
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